Hace algunos años cayó un rayo. Exactamente el 19 de febrero de 1980, el bueno de Bon Scott, seguía el camino que por aquellos años las estrellas del rock tenían por costumbre. Nosotros, una vez más, nos quedábamos asombrados y confundidos, y esperábamos que esa confusión terminara pronto para poder seguir con nuestras vidas burguesas.
Los tiempos cambiaron, la música también lo hizo y las tradiciones de las estrellas del rock también. Hoy los vemos envejecer, hacerse mayores, tienen arrugas, y aunque los tratemos como semidioses, también se enferman. El rock dejó de confundirnos y ahora la naturaleza hace su trabajo. Quizá sea menos traumático, pero también es menos romántico.